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El teatro chileno viste un luto profundo. Con una tristeza que cala honda en el alma cultural del país, desde AIEP despedimos a Héctor «Tito» Noguera, una figura esencial cuya partida, a los 88 años, deja un vacío.

Se apaga la voz en el escenario, pero resuena con una intensidad conmovedora el eco de un legado que trasciende generaciones.

Más que un actor, director o el merecido Premio Nacional de Artes de la Representación, Tito Noguera fue un faro.

Durante más de siete décadas, su trayectoria no fue una mera suma de roles, sino un camino incesante de creación, enseñanza y rigor ético que marcó a fuego nuestra identidad artística.

Nos duele su ausencia, especialmente la de un maestro que, con admirable vigencia, se negaba a la quietud, siguiendo activo, escribiendo y compartiendo su sabiduría con las nuevas voces del arte.

Un gesto de generosidad en «Iconos del Teatro AIEP»

En AIEP su huella es particularmente emotiva. Tuvimos el honor de contar con su inmensa generosidad en el proyecto «Iconos del Teatro», señaló Karim Lela, actor y director de la Escuela de Artes e Industrias Creativas.

Nacido en la adversidad de la pandemia, dijo, este proyecto buscó rendir homenaje a grandes artistas y fomentar el aprendizaje intergeneracional. Tito, relató, con la humildad que solo poseen los verdaderos grandes, no dudó en sumarse.

Protagonizó la obra “Primero Yo” junto a estudiantes y docentes, transformando un momento de crisis en un espacio de creación invaluable. Este gesto, que nos conmovió profundamente, reafirmó su inquebrantable compromiso con el arte como un espacio de encuentro y transformación. «Con profunda tristeza, despedimos hoy a Héctor Noguera, cuya partida deja un vacío en la escena, pero consolida un legado imborrable para la cultura de Chile. Su figura es un pilar fundamental en la memoria artística nacional. En nuestra institución, valoramos especialmente su entrega y generosidad… Nos dejó una lección clara, la verdadera pasión no se jubila”.

Y agregó: “Gracias Tito por tu luz, tu talento y tu incondicional compromiso con la formación y el arte. Tu voz perdurará, será un eco inspirador en cada escenario, aula y en cada estudiante que persiga el sueño del teatro. Tu huella es la de un maestro. Descansa en la certeza de la permanencia de tu arte”.

 

 

 

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